jueves, 6 de marzo de 2014

Si no amas, estás perdido.

El amor lo tenemos sobrevalorado. La mayoría de las personas piensan que el amor es como en las películas americanas: él perseguirá a la chica por un aeropuerto lleno de gente que le ayudará a llegar a ella antes de que el avión despegue, entonces, le dirá cuánto lo siente, que se ha dado cuenta de que no puede vivir sin ella, le pedirá que se case con él y ella dirá que sí. Mentira. Cuando te das la primera hostia amorosa es cuando empiezas a dejar de creer en películas, en que eso te sucederá a ti, porque es ficción.

El amor llega cuando llega, no puedes buscarlo, si lo buscas, no lo encuentras. Puede que no encuentres el amor hasta que tengas 30 años, pero si ese amor te dura hasta que te mueras, vale la pena la espera. La sociedad tiene la mentalidad de que cuántos más "amores" tengas, mejor eres, pues ya os digo, que yo prefiero tener un amor para toda la vida que decenas de amores intermitentes. Claro que el amor es bonito, es precioso, sobre todo si es correspondido. Todos queremos amar y ser amados, hasta los más escépticos, en el fondo de ellos, añoran tener a esa persona especial que saca lo mejor de ellos. Además, el amor no se puede medir, no es como cuando el médico te dice que le digas cuánto te duele del 1 al 10 la pierna que te acabas de romper, o ese extraño bulto que te ha salido en la espalda y que no te deja dormir boca arriba. Cada persona ama de una forma diferente, los hay que lo dan todo desde el minuto uno y los hay que necesitan años para romper cualquier tipo de barrera.

Lo que tengo claro es que estás perdido si no amas, porque hay muchísimos tipos de amor: a tu familia, a tus amigos, a tu trabajo, a los hobbies que tengas, a las mascotas, a la naturaleza, a ese café por la mañana leyendo el periódico, a la cerveza con los colegas antes de llegar a casa, a ese tío o tía que te dio una noche increíble en la última borrachera. El secreto está en amar, en apartar la cabeza y dejarte llevar, no puedes calcularlo todo porque la vida es así: lo que hoy te da, mañana te lo quita. Y tienes que aprender a amar lo que venga y a quién venga. El día menos pensado, el amor de tu vida se cruzará en tu camino y ahí es cuando te darás cuenta de que, es inevitable, ya estás amando y, si tienes suerte, morirás amando.