Llega el día en el que decides echar un vistazo atrás. ¿Qué
será de aquellos que se fueron? ¿Por qué se quedaron los que aún están? ¿Qué es
lo que pasa que aún no llegan los que todavía no conoces? Tu cabeza se llena de
preguntas. ¿Alguna respuesta? Ninguna.
Hoy es 28 de diciembre de 2014, ya llega el final de otro
año más. Me acuerdo cuando decía que este iba a ser mi año, que sabía que un
año no podía ser de la propiedad de nadie pero con este se haría una excepción
e iba a ser mío. Y así ha sido.
Han sido 12 de los mejores meses de mi vida; he vivido cosas
que ni siquiera pude llegar a imaginar y he conocido a gente que, de verdad os
digo, me ha marcado.
Con todo esto, solo me queda dar las gracias a este año,
porque ha sido un soplo de aire fresco en mi vida, el respiro que necesitaba
justo cuando peor estaba.
¿Y qué pedirte a ti 2015? Con que seas un tercio de lo bueno
que ha sido tu antecesor, me conformo, no te pido más.
“De mis disparates de juventud, lo que me da más pena no es
haberlos cometido, sino no poder volver a cometerlos”. Pierre Benoît