martes, 25 de junio de 2013

Juguemos.

"De repente me doy cuenta de que sigo pegada a Peeta y me obligo a abrir los dedos, agarrotados. Los dos nos masajeamos las manos.
-Gracias por sostenerme. No me sentía muy bien ahí arriba-dice Peeta.
-No lo parecía. Te lo juro que ni me he dado cuenta.
-Seguro que no le han prestado atención a nadie más que a ti. Deberías llevar llamas más a menudo, te sientan bien.
Después me ofrece una sonrisa de una dulzura tan genuina, con el toque justo de timidez, que hace que me sienta muy cerca de él.
Sin embargo, una alarma se me enciende en la cabeza: "No seas tan estúpida: Peeta planea matarte -me recuerdo-. Quiere que te confíes para convertirte en una presa fácil. Cuanto más te guste, más mortífero será."
Pero, como yo también sé jugar, me pongo de puntillas y le doy un beso en la mejilla, justo en el moratón."

viernes, 21 de junio de 2013

Think about it.

Y de repente, sin previo aviso, un día cualquiera pasa algo que te hace darte cuenta de que la vida son dos jodidos días y que si no los aprovechas estás perdido. Y entonces, te paras a pensar y te das cuenta de la de sueños por cumplir que tienes aún, la de cuentas pendientes por cerrar, la de ciudades que visitar, sonrisas que pintar, almohadas que mojar…. Paras un segundo, y lloras. Lloras porque sabes las cosas que puedes perder, las personas a las que puede que no vuelvas a ver, los "para siempre" que nunca se cumplirán… Porque ves que todo puede pasar antes de lo que tú creías, antes incluso de darte la oportunidad de intentar ser lo que quieres llegar a ser. Porque por triste y duro que suene, cualquier día puede ser el último.