Se me han cansado los dedos mil veces de escribirte que te
elegiría por encima de todas la cosas, incluyéndome a mí misma. Se me ha secado
la boca de gritarte en silencio que sí, que te quiero. Los músculos de mi cara
han acabado agotados de fingir que tu indiferencia no me importa. Le he pagado
unas vacaciones de lujo a mi peluquera a base de cambios de look para que te
fijases en mí. ¿Pero sabes qué? Que, después de todo, yo voy antes que tú. Mi cabeza
ha accedido a darme un respiro. Un respiro que durará toda mi vida. Una vida en
la que no dejaré que se me vuelva a olvidar que mi felicidad depende de mí, de
nadie más. Ni siquiera de ti. Así que olvídate de recibir mensajes míos a altas
horas de la noche, olvídate de que fuerce una vulgar conversación solo por
sentirme más cerca de ti. Olvídate de tener permiso para pisar aún más fuerte
en mi vida. Se acabó. De una vez por todas, esta historia que me ha traído más
penas que alegrías, que me ha dejado caer desde lo más alto al más profundo
subsuelo obligándome a curar todas las heridas causadas por tu vil
comportamiento, se ha acabado. De ahora en adelante, el pronombre ‘yo’ cobra
más importancia que ‘tú’.
miércoles, 23 de septiembre de 2015
domingo, 1 de marzo de 2015
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