lunes, 26 de noviembre de 2012

Seguir ocultándolo es una tontería.

¿Que qué me pasa? ¿Que porqué solo derramo lágrimas? Por él. Siempre es por él. Solo soy una inútil perdidamente enamorada. Sí, sí, enamorada; ya me da igual todo, lo reconozco. Él me enamoró como ninguno otro podría hacerlo y después, desapareció de mi vida, jugó conmigo. Para muchos puede pareceros una historia como otra cualquiera porque la mayoría de los tíos son así. Pero para mi no, para mi es mi historia, mi historia con él. Una historia donde los momentos malos ganan a los buenos. No puedo evitar arrepentirme de haber permitido que él se metiese en mi vida pero tampoco puedo evitar recordar su sonrisa, la primera sonrisa que me dedicó, de la que solo yo era dueña. Tantas tonterías dichas, tantos secretos compartidos, tantos momentos... Ya no queda nada de eso, solo quedan recuerdos. Bueno, recuerdos por mi parte, por la suya seguramente será una historia como otra cualquiera. Él solo tiene ojos para ella, y ella pasa olímpicamente de él, aunque no me lo diga, yo lo sé, está locamente enamorado de ella y yo me arriesgaría a decir que ella jugó con él, que él sintió lo mismo que sentí cuando la que se sintió como una muñeca rota fui yo. Me harto a decir que me la suda si folla o falla, si estudia o prefiere trabajárselas pero, cuando le veo, todo esos pensamientos se desvanecen y solo puedo concentrarme en sus ojos mirándome fijamente, en su sonrisa dirigida exclusivamente para mi, aunque solo sea por dos segundos. Para mi, esos dos segundos, son los mejores del día.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Vuela.

Sentir ese dolor en el estómago después de cada carcajada sincera, sentir el recorrido de una lágrima, ya sea por dolor, felicidad, tristeza o ilusión. Entender esas mariposas en el estómago de las que todo el mundo habla, sentir como se eriza la piel debido a un escalofrío que nadie sabe por qué se ha producido. Sentir ese nudo en la garganta después de un lloro desconsolado, sentir el viento rozando tus mejillas e impulsándote hacia detrás y creer que puedes salir volando. Sentir forma parte de la vida, siente y vuela, pero vuela alto, no vueles tan bajo, que parece que solo camines, vuela más alto.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Hay días en los que, simplemente, no estás de humor para nada ni nadie.

Parece increíble lo mucho que te puede llegar a importar alguien. ¿No es así? Cómo te comes la cabeza, te rayas, te deprimes, te haces mil preguntas y todas sin respuesta porque nadie las puede responder. Y no puedes quitártelas de la cabeza, es insoportable pero a la vez fascinante. Querer estar con esa persona en cada cosa que haces y pensar "Ojala estuviera aquí, ahora, conmigo", es querer a alguien. Tener miedo, miedo a perder a esa persona, miedo a que te la quiten. Y por mucho que intenten entender lo importante que es para ti esa persona, no lo entenderán. Jamás lo harán como tú lo haces.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Simple soledad.

Ese vacío que sientes a veces por dentro. Que nada está como debería estar. Que las cosas no ocurren como deben ocurrir. Que todo lo que haces te sale de manera opuesta a como esperabas. Esa opresión en el pecho con motivos ambiguos, sin saber cual de ellos es el causante. Querer enviar a la mierda esa sensación tan jodida que es la impotencia, pero no saber cómo. Intentar por medios impensables que desaparezca sin obtener resultado alguno y acabar sucumbiendo a ella. Entonces la soledad entra de golpe en el juego y remata la faena, rompiendo barreras. Con barreras me refiero a esas que te pones tú misma para aguantar el tirón, para no dejar que algo te afecte, para no ser tocada y seguidamente hundida. Esas barreras, todas, murieron y solo queda volver a reconstruirlas, pero eso lleva su tiempo. Un tiempo que no espera a nada ni a nadie.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Es malo engañarse.

Me resbala si follas o fallas. Si estudias o prefieres trabajártelas. Si odias los domingos o si cuentas por ahí que yo estaba loca por ti. Si eres victoria o fracaso. Si te sigue faltando cerebro o te sigue sobrando de ahí abajo. Si bebes para divertirte o para olvidarte. No me han quedado cicatrices de la ostia que me pegaste. He aprendido la lección bien aprendida a base de palos y no me han quedado ganas de volver a verte, ni de noches, ni de mañanas, ni de coches, ni de carreteras, no me han quedado ganas de ti en general. Solo una indignación que se parece a la resaca de los domingos y un poco de odio hacia todo lo que tenga que ver contigo. Nunca fui tu amiga pero, aún así, soy una de las mejores cosas que han pasado por tu vida, demasiado buena, la verdad. Y cuando llegue un día en el que hagas un repaso de tu lista y sientas ese no sé qué porque yo ya no estoy en ella, me verás a años luz de esta pesadilla.