jueves, 18 de agosto de 2011

Tu vida empieza a ser parte de la mía, ¿O no lo entiendes?

Todas las mañanas justo a las 7:56 me levanto ya pensando en ti. No puedo concentrarme porque tu nombre no para de resonar en mi cabeza. Decidí quererte con todas sus consecuencias, quería los buenos días sólo si tú podías dármelos, sino, ni me interesaban. He guardado todas tus promesas en una caja debajo de mi cama, para que un día, el día que te des cuenta de lo felices que fuimos y de lo que pudimos ser pienses realmente porque no viniste conmigo a ser un poco más feliz.
Estoy segura, pondría la mano en el fuego y no me quemaría: mi felicidad tiene nombre y apellidos y sí, son los tuyos.
Mi felicidad es verte y ponerme nerviosa, es acordarme de todos los momentos que hemos pasado, es acordarme de todas las conversaciones, es acordarme de tu voz.
He llegado a la conclusión de que me he aprendido tus mensajes de memoria, no me hace falta si quiera mirar el teléfono porque me los sé completamente. Casi recito nuestras conversaciones, dame dos días más y las sabré de memoria.
Me paro a pensar en la felicidad absoluta y sino es a tu lado no la quiero. Si no es contigo no es con nadie porque mi felicidad se debe a tu existir.
Gracias por hacerme la vida más sencilla, por haberme querido tal y como soy, por haberme hecho reír tanto, por haberme agarrado de la mano... Gracias por existir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario