martes, 19 de marzo de 2013

Me.

La mayoría de las veces me pregunto cómo cojones he llegado a ciertas situaciones. No voy a empezar con lo mítico de "todo me pasa a mí, lo que no me pase a mí no le pasa a nadie, que injusta es la vida..." porque no soy así, porque sé de sobra que cada uno tenemos nuestra vida y, con ella, nuestros problemas, diferentes unos de otros y que solo nosotros mismos entendemos. Pero lo que sí que voy a decir es que ¿por qué vivo yo estas situaciones y no otras? ¿Por qué justamente estas? Es decir, ¿es cosa del destino? Porque si es así, tendré que hacerle una visitilla y que me explique un par de cosas. A veces, me gustaría tener la suficiente fuerza de voluntad como para evitar dar tantos rodeos a las cosas, para ser capaz de plantarme delante de él y soltarle: "Dime lo que me tengas que decir pero dímelo ya. Sea bueno o malo, no aguanto un segundo más en esta situación." Pero supongo que lo que me falta es fuerza de voluntad o quizá sentido común o padezco exceso de locura o soy experta en hacerme ilusiones o, simplemente, es una combinación de todo.

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