lunes, 26 de diciembre de 2011

El camino es largo; el viaje, divertido.

- Hace meses que no le ves.
- Lo sé.
- ¿Estás bien?
- Pues sí.
- ¿Seguro?
- Claro. Me he dado cuenta de que puedo vivir sin él, de que ya no le necesito. Sé que me da igual tener 10 mensajes suyos al día en los que me diga que me quiere y 50 perdidas porque me echa de menos o no. Con el tiempo, he aprendido a no depender de su risa, su olor o cualquier otra cosa que me recuerde a él. He tardado mucho tiempo, más de lo normal, pero ya puedo decir con total certeza que puedo dormir aunque no le haya visto, que mi felicidad no depende de la suya y, sobre todo, que ya no le quiero.


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