sábado, 7 de enero de 2012

Solo yo puedo vivir mi vida como yo quiero.

Quizás hoy volví a pensar que me merezco ser feliz. No porque yo sea especial, ni mucho menos, sino que me lo merezco de la misma manera que todo el mundo. No pido alguien que me conozca a la perfección, me basta con quien quiera asumir el reto de comprenderme. No pido a un hombre ideal, es suficiente con uno que se sepa reír de sus defectos. No pido millones de amigos, solo quiero unos pocos que sean verdaderos. No pido un paño de lágrimas, sino que esas personas sean capaces de decirme: "no, no lo estás"; cuando les jure que estoy bien. Y que me he dado cuenta de que, por tu causa, no estoy disfrutando de estas cosas. De echar a correr cuesta abajo hasta que te falte el aliento. De reír hasta que todos a tu alrededor se te queden mirando. Del regalo de un niño, de la sonrisa de un bebé. De bailar con tacones hasta que te duelan los pies. ¿Y sabes qué? Que ya no más, que ahora me toca a mí, que esto se acabó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario