miércoles, 3 de septiembre de 2014

Primera regla: "no te conformes".

Aún no sé qué voy a escribir. Me he puesto a enredar por internet y, antes de darme cuenta, tenía delante una hoja en blanco y mis dedos tecleaban solos, dueños de sí mismos.

Es increíble la necesidad que tengo cada cierto tiempo de escribir sobre lo que siento, cómo me va en la vida y todas las cosas de adolescente que me surgen por la mente, intentando siempre que tengan un mínimo de coherencia. Pero es difícil, nunca se me dio bien mostrar mis sentimientos. Cada día que pasa estoy más convencida de que nadie será capaz de traspasar el muro que tengo levantado, y de que no habrá nadie que lo intente más de lo que espero. 

Estoy llena de sensaciones contradictorias... Estoy feliz porque en unos días comenzaré a cumplir uno de mis mayores sueños, comenzaré a luchar por convertirme en lo que siempre he deseado. Pero también me siento vacía, me falta alto, aún no sé qué es. Es una sensación de estar incompleta, de que algo no encaja o de que faltan algunas piezas para completar mi puzzle. 

Muchas veces me han preguntado si tengo miedo del futuro y siempre contesto lo mismo: "miedo no, inquietud, respeto." Nunca sabes lo que te va a pasar al día siguiente, incluso en un segundo tu vida puede cambiar, de cualquier forma. Así es la vida, impredecible. Pero es parte de su encanto. O simplemente me aferro a eso cada día. 

243 palabras después y sigo sin comprender con qué fin he escrito todo esto. Supongo que con el de siempre... O con ninguno en especial. 

Lo que está claro es que de nada sirven los consejos de uno mismo sobre la vida para el resto, al fin y al cabo cada uno somos un mundo y cada uno tenemos un par de ojos diferente con el que ver nuestra vida, nuestro futuro. 

Para acabar, un último consejo que nada tiene que ver con lo que acabo de escribir: no te conformes.
Sé que acabo de deciros que de nada sirven los consejos, sé que me contradigo yo sola, es uno de mis miles de defectos, pero también sé que, si aceptas consejos, hay que saber de quién aceptarlos. Simplemente, a lo largo de tu vida te encontrarás con personas que disfrutarán viéndote sufrir. Si algo está claro, es que hay gente en este mundo, porque tiene que haber de todo.



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