viernes, 9 de marzo de 2012

Tú y yo, no hay nadie más.

Solo sé mirarle cuando me sonríe con esa cara que solo él sabe poner. Me sé cada uno de sus gestos, el que hace cuando ríe, cuando se muere de risa y cuando se ríe porque es feliz. Me sé el punto estratégico para hacerle caer rendido, incluso, que odia estar en pijama y que tiene un lunar en la mejilla izquierda de su cara. Sé cómo fuma y la manera tan suya de echar el humo, como coge el cigarro, lo muerde y le da la primera calada; las siguientes, son simples repeticiones que no puedo dejar de mirar. Hace que deje de ser yo cuando me canta canciones al oído tan de repente como me abraza. Odia madrugar y siempre se quedaría cuatro horas más durmiendo, al igual que le gustan las películas de miedo. Sabe como es él, como soy y como nos entendemos con un cruce de miradas.

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