domingo, 30 de diciembre de 2012

Ya era hora.

¿Sabéis esos días en los que te sientes absurdamente feliz? ¿Esos días en los que lo único que hay en tu cara son sonrisas? Pues hoy es uno de esos días para mí. Lo único que hago es escuchar música y cantarla con todas mis fuerzas y, sobre todo, inventarme coreografías raras para cada canción delante de mi espejo. Suena de tontos, lo sé pero a mí me hacen feliz este tipo de cosas. Llevo tres días que no me los jode nadie, ya pueden llegar todos los anónimos del mundo, que no me jode nadie la felicidad. ¿Pienso en él? Claro que pienso en él, hay ratos que me acuerdo de cada momento, cada palabra pero, normalmente, eso me deprimía, ¿ahora? Lo recuerdo todo con una sonrisa en la boca, me he hecho a la idea de que ninguno de esos momentos van a volver pero, ¿por qué sufrir? Prefiero recordarlo todo con una sonrisa porque, por aquella época, era la chica más feliz del mundo y prefiero que esos recuerdos se queden en mi memoria como algo feliz porque, simplemente, pasó, no como algo triste porque no se volverá a repetir. ¿Los amigos? Me quedo con los de verdad, los que, aunque estén a muchísimos kilómetros de mí, me hacen ver que siempre que los necesite, estarán ahí; los que me hablan por DM cada vez que ven que estoy derrotada y que solo necesito que me demuestren que ellos sí que me quieren; con los que no me conocen en persona y me defienden más que gente que conozco de toda la vida. Con esos son con los que me quedo. ¿Mis ídolos? Los mejores que podría tener, los que me ayudan a soportar cada mal día que tenga simplemente poniendo un tweet con cualquier gilipollez o con una canción nueva, o diciendo cuál va a ser el nombre de su nuevo espectáculo... ¿Auryn? Desde ese día que los conocí, que fui a su concierto, desde ese día no puedo quitarme la sonrisa en la cara. Con las palabras que me dijeron, sus gestos, con sus canciones.. Me han demostrado más de lo que nunca llegué a pensar. En resumen, hoy por hoy, puedo decir que soy feliz con lo que soy y con lo que tengo, que nada ni nadie va a ser capaz de decir que algún día me derrumbó porque nadie va a joderme la felicidad. Porque yo, al igual que todos, también merezco ser feliz y nunca me cansaré de agradecérselo a las personas que forman parte de mi felicidad.

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